domingo, 2 de diciembre de 2012

Tu vieja vida.

Encontrarse con viejos amigos, restos de la ida que llevabas antes normalmente debería producir felicidad, y no la infelicidad de no poder recuperar nunca esos restos, restos de cosas cotidianas, restos de costumbres, restos de amistades. Restos que por un momento creiste olvidados, pero que siguen en lo profundo de tu memoria, memoria a largo plazo que se llama, hicieron bien al ponerle ese nombre. El caso es... seguir con tu nueva vida en la que grandes cotas de felicidad contrastan grandes cotas de sufrimiento o recuperar tu vieja vida en la que cotas moderadas (y en ocasiones elevadísimas) de felicidad contrarrestaban cotas pequeñas de sufrimiento? La respuesta lógica desde mi punto de vista sería la segunda opción, pero claro, no he mencionado el hecho de que a tu nueva vida te ata algo así como eso a lo que la gente llama sentimientos, eso que dicen que es amor. Sin embargo a veces el odio por el amor es más grande que el amor en sí. Y entiendase odio no desde el punto repulsivo, sino desde otro distinto que no sé definir con exactitud. La pregunta se resumiría en: ¿Madriguera lujosa pero incomoda en ocasiones, o madriguera modesta pero muy acogedora en la mayoría de las ocasiones?

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